Por: Ulpiano Manrique Plata - Fecha de publicación: 2025-05-04 11:22:08
2025-05-04 11:22:08
En las tierras calientes donde el Magdalena desgarra con su serpiente líquida la entraña de la montaña, floreció la vocación de un hombre que no se conformó con habitar el tiempo, sino que lo escudriñó con fervor de buscador de diamantes: Camilo Francisco Salas Ortiz, hijo de Campoalegre, sembrador de memoria y constructor de futuro. Su voz, impregnada de brisas sabias, hizo eco en los salones de la Academia Huilense de Historia, donde compartió luminarias con figuras como Estella Bahamón de Perdomo, Elsira Olaya de Cleves, Margarita Cuellar de Rivera, Carlos Eduardo Amézquita Parra. Q.P.D. y los actuales miembros Reinel Salas, Jairo Ramírez, Jaime Bravo Motta, Martha Cecilia Cedeño Pérez, Ananías Osorio Valenzuela, Fernando Antonio Torres Restrepo, Alexander Quintero Bonilla, Pedro Pablo Tinjacá, Álvaro falla Alvira, Alfredo Olaya Amaya, Martha Isabel Barrero Galindo, Humberto Montealegre Sánchez, Monseñor Froylán Casas Ortiz, Guillermo Plazas Alcid, Roberto Liévano Perdomo, Pablo Emilio Escobar Polania, Delimiro Moreno Calderón, Misael García, Bolívar Sánchez Valencia, Jairo Trujillo Polanco, Jorge Alirio Ríos Osorio, Gabriel Calderón Molina y otros más que están contribuyendo a mantener viva la memoria Histórica del Departamento del huila.
Camilo Salas fue más que un historiador: fue un escudriñador de esencias. Su compromiso con la trazabilidad del origen huilense se encarnó en obras monumentales como la "Historia General del Huila" y la "Historia Comprehensiva de Neiva", en las cuales se funden la arqueología de los días y la visión de lo que seremos. Su letra, labrada como canto de río sobre piedra, deja huella indeleble en los anales del conocimiento regional.
Fue autor de estudios imprescindibles sobre Campoalegre, su cuna entrañable, donde la historia se vuelve arrozal y viento. Desde allí, tejió las raíces que dieron savia a toda una generación de jóvenes estudiosos, a quienes no solo mostró el pasado, sino también los caminos para edificar la historia que aún no está escrita.
Entre sus más nobles contribuciones destaca su profundo y sentido trabajo como biógrafo del expresidente José Hilario López, aquel paladín liberal que abolió la esclavitud y cuyas cenizas reposan en el mismo suelo que vio nacer a Camilo Salas. Su obra sobre López no solo redimió al héroe de la niebla del olvido, sino que restituyó a Campoalegre como cuna de un espíritu nacional.
Con mirada crítica y estilo vibrante, Salas logró pintar al expresidente no como estatua de plaza, sino como hombre de carne y revolución. De allí que sea recordado como el principal intérprete histórico de José Hilario López en el Huila, y uno de sus más fervientes guardianes de su memoria.
La pluma de Salas no se detuvo en los márgenes del papel. Fue Cofundador de la Universidad Corhuila, donde defiende la educación como tierra fértil para la esperanza. En su paso por la administración pública, se desempeñó como secretario de Cultura de Neiva, asesor del ICBF, y jefe de prensa del Concejo y la Alcaldía de Neiva. Allí, siempre llevó consigo la dignidad del campoalegruno que no reniega de sus raíces, sino que las convierte en faro de acción.
Fiel a sus ideas liberales, fue hombre del pueblo y del pensamiento progresista. Participó activamente en la vida política regional, siempre desde el mirador del conocimiento y no desde la trinchera de la ambición. En su palabra, se entrelaza la crítica justa y el afecto por su tierra.
Hoy, su nombre está inscrito con letras firmes en los anales de la Academia Huilense de Historia, institución que fortalece con ahínco, y que él mismo dignificó con su obra. Varios municipios lo han condecorado, no por rutina burocrática, sino como acto de justicia a quien entrega sus días a rescatar la historia de nuestro Departamento.
Camilo Francisco Salas Ortiz no escribe para que lo recuerden, sino para que el Huila se recuerde a sí mismo. Su legado vive en la palabra escrita, en los jóvenes que estudian, en las banderas de los pueblos que él documenta, y en la memoria de un pueblo que, gracias a él, conoce el eco de su origen y puede marchar con dignidad hacia el porvenir. Muchas gracias buen día.