Por: Admin - Fecha de publicación: 2025-05-04 09:10:57
2025-05-04 09:10:57
Este fin de semana estuve maratoneando con la serie del catálogo de Netflix El Eternauta. Recientemente estrenada en medio de una polémica por las declaraciones que su protagonista, el actor Ricardo Darín, brindó a los medios locales, por la desfinanciación del Instituto de Cine y Artes Visuales de la Argentina.
"No van a enterrar la cultura de un país. No lo van a conseguir" habría señalado el ganador del Oscar a mejor película extranjera y protagonista de la película 1985.
Y no deja de ser una ironía que preciso esta obra de ciencia ficción en su adaptación moderna introduzca nuevos personajes como una migrante venezolana y a Omar un argentino migrante en Estados Unidos, pero sobre todo que a través de la evolución de la historia de Juan Salvo y su grupo de amigos, controvierta muchas de las ideas liberales de extrema derecha que promueve Javier Milei.
Al contrario del "sálvense quien pueda" que trata de promover este ideólogo del fin de la historia, la serie nos presenta la solidaridad como la alternativa para lograr sobrevivir a una Buenos Aires postapocalíptica, atrapada por una nevada toxica y una invasión extraterrestre que amenazan con acabar la humanidad.
El Eternauta en medio de una atmósfera de tensión y suspenso siempre nos está marcando las coordenadas en dirección de la construcción de un héroe colectivo como alternativa más útil a la del individualismo egoísta.
Esas escenas recurrentes de comunidades que se atrincheran en edificios y barrios para autogestionar de manera colectiva la crisis,nos conducen a la poderosa idea de que nadie se salva solo.
Una muestra de esto ocurre en la icónica Parroquia de San Isidro Labrador, cuando la comunidad sobreviviente ofrece refugio y comida a Juan Salvo y Favalli en un mundo donde los suministros son escasos y conseguirlos representa un peligro. De manera similar, en casa de Favalli, la amistad impulsa al grupo a entregarle Juan un recurso esencial para el encierro, un acto generoso que, paradójicamente, los conecta con el mundo exterior en su búsqueda de la hija del protagonista.
Pero también de esta situación de aislamiento y fragmentación barrial surgen varias preguntas frente a la orfandad de las comunidades en esta obra de ficción que interpelan esa idea de Milei de que el estado es el enemigo y que por eso hay que reducirlo a lo mínimo. Por ejemplo, ¿Cuales son las consecuencias de que el estado suspenda sus labores en la gestión de la planificación urbana y el funcionamiento de la ciudad en medio de una catástrofe como la que plantea la serie?
La respuesta a esto es sencilla, una Buenos Aires con escasez de agua y con el espacio público abolido y para dolor de cabeza de los libertarios la libertad también en peligro como lo demuestra la escena en las Barrancas del Belgrano.
En la serie al mejor estilo de Milei le echaron motosierra al estado y la única respuesta del aparato estatal frente a una crisis que requiere de la acción comunitaria y una coordinación centralizada trabajando juntas, es la de un estado de sitio dirigido por los militares.
Las consecuencias de esto ya se conocen en la realidad y la ficción.Son nefastas.