lunes, 29 septiembre 2025
Por: Enrique Ramírez
En el ESE hospital departamental San Antonio de Padua de La Plata - Huila.
"Sembrar una planta es sembrar respeto: cada hoja que brota en esta huerta hospitalaria lleva consigo la memoria de un pueblo, el cuidado de una vida y la esperanza de un sistema más humano.”
El programa de huerta hospitalaria "Granja en la Azotea" no es un simple jardín ornamental del Boston Medical Center (BMC), en Estados Unidos, sino un proyecto mundialmente reconocido que demuestra cómo la comida puede convertirse en medicina.
A nivel global, diversos hospitales han comenzado a incorporar la naturaleza como parte del tratamiento médico. Estos espacios terapéuticos son utilizados por pacientes con enfermedades mentales, quienes participan en cultivos como parte de su proceso de sanación. Asimismo, se aplican en la rehabilitación de adultos mayores con demencia, involucrando a familiares y al personal en actividades centradas en la terapia y la auto-producción de alimentos frescos.
Si bien este enfoque requiere mayor profundidad en términos de aprendizaje, conocimiento y desarrollo para su adecuada implementación, antes de redactar el artículo sobre las huertas hospitalarias me entrevisté con el ingeniero ambiental Carlos Joan Useche, quien me aportó información relevante sobre la experiencia de la ESE Hospital de La Plata, institución que desde hace varios años viene desarrollando iniciativa de huerta como parte de su gestión ambiental y comunitaria.
Me comentó que: La huerta del hospital no solo constituye un espacio verde, sino también un proyecto vivo que refleja el compromiso institucional con la inclusión cultural, el cuidado ambiental y el bienestar integral de los pacientes y sus familias.
Este proyecto surgió a partir de una necesidad sentida: reconocer y respetar la cosmovisión de las comunidades indígenas, quienes tradicionalmente consumen bebidas aromáticas antes y después del parto como parte de sus prácticas ancestrales de sanación. Ante esta realidad, la gerencia de la doctora Gladys Durán, a través de la Gestión Ambiental liderada por el ingeniero Carlos Joan Useche, dio inicio a una iniciativa transformadora: la creación de una huerta hospitalaria.
La propuesta comenzó con la siembra de plantas aromáticas como hierbabuena, limoncillo y otras especies, valoradas no solo por sus propiedades medicinales, sino también por su capacidad de servir como puente de conexión entre el hospital y las comunidades indígenas.
En este proceso, se contó con el valioso apoyo de instituciones educativas como la Sede Pedro María y el Técnico Agrícola, cuyos estudiantes participaron activamente en la siembra de semillas. De igual manera, miembros de la etnia Nasa se sumaron al proyecto, aportando sus conocimientos ancestrales y su mano de obra para fortalecer tanto la siembra como el cuidado de las plantas.
Durante la gerencia del doctor José Antonio Muñoz Paz, se dio continuidad a esta iniciativa, manteniendo el respaldo desde la Gestión Ambiental. Como parte de este esfuerzo, se implementó la entrega de infusiones de plantas aromáticas a los acompañantes de los pacientes, fortaleciendo así el enfoque humanizado del cuidado hospitalario.
Actualmente, la huerta se encuentra en una etapa de crecimiento y ajustes, con miras a seguir consolidando este hermoso proyecto que articula salud, cultura y medio ambiente. La huerta hospitalaria no solo representa un espacio de cultivo, sino también un símbolo de respeto, integración y cuidado para todas las personas que forman parte de este entorno hospitalario.
Este proyecto de huerta hospitalaria va más allá de lo ecológico: es un acto de respeto a la diversidad cultural. Al integrar saberes ancestrales de comunidades indígenas en el entorno médico, humaniza la salud, fortalece la confianza con poblaciones históricamente marginadas y demuestra que un cuidado de salud verdaderamente intercultural es posible.
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