Por: Miguel Angel Trujillo

El presidente Gustavo Petro lleva más de 24 horas sin actividad pública ni en redes sociales, generando incertidumbre. Su ausencia en la Cumbre de la AEC se justificó con una "razón de fuerza mayor", sin mayores explicaciones.

La inusual inactividad del mandatario colombiano, tanto en sus redes sociales como en apariciones públicas, ha generado preocupación y especulación. La Casa de Nariño mantiene silencio, intensificando la expectativa.


La ausencia del presidente Petro ha generado un vacío de información en un momento crucial para el país. Se esperaba su pronunciamiento sobre las recientes marchas sindicales y otros acontecimientos relevantes. El silencio es notable, considerando su habitual actividad en redes sociales, especialmente en X (antes Twitter). Su imagen pública, clave para su agenda progresista, está siendo afectada.


La canciller Laura Sarabia atribuyó la ausencia de Petro en la Cumbre de la AEC en Montería a una "razón de fuerza mayor", sin brindar detalles. Esta falta de transparencia ha alimentado las especulaciones. La Casa de Nariño se ha mantenido hermética, negándose a ofrecer información adicional sobre el paradero o la agenda del presidente. El silencio oficial contrasta con la preocupación creciente de la ciudadanía.


La ausencia de Petro se produce en un contexto de importantes debates nacionales, incluyendo las movilizaciones sociales. La falta de pronunciamiento oficial alimenta teorías, desde cuestiones de salud hasta preocupaciones políticas. La opacidad de la información genera inquietud en sectores progresistas que esperan claridad y transparencia del gobierno. El prolongado silencio podría afectar la credibilidad del Ejecutivo y erosionar la confianza en su liderazgo.


La falta de comunicación oficial desde la Casa de Nariño intensifica la expectativa y la incertidumbre sobre la situación del presidente Petro. El silencio prolongado alimenta la especulación y pone a prueba la transparencia del gobierno. La ciudadanía demanda explicaciones sobre la ausencia del mandatario, especialmente considerando su activa participación usual en la vida pública.